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jueves, 30 de julio de 2015

El cielo que llora.

Takagi, quien formaba parte del grupo de niños que perdieron a sus padres en una pelea entre pueblos, todas las noches, se acercaba a la ventana y contemplaba el cielo desde el cuarto, el cual compartía con el resto de los niños en la iglesia. Recordaba cuando solía jugar con su madre, quien murió días antes de la batalla, por una enfermedad terminal. La noche de su muerte llovía demasiado fuerte y antes de partir su madre le dijo <<El cielo sabe que un alma se está por ir, por eso llueve. Cuando notes que el cielo llora como ahora no llores tú, aprovecha la oportunidad de despedirte de tus seres queridos. Esta la última lección que tu madre te dará. Adiós Takagi. >> Con esas palabras de aliento, el alma de su madre salió del cuerpo y se fue al cielo, al cabo de unos minutos la lluvia había cesado, pues, el alma ya no residía en el cuerpo por el cual el cielo lloraba, si no que estaba libre en el.
Takagi, noche tras noche, observaba el cielo hasta cansarse, esperando ver a su madre volando entre las nubes, con su padre quien murió en la batalla que tuvieron su pueblo y el vecino por las tierras, lo único que quería era verlos sonriendo tal y como lo habían hecho la última vez que los vio.
La noche en que se cumplieron dos meses de la muerte de su madre volvió a llover pero, esta lluvia, era incluso más fuerte que la de esa noche. El sabía que tenía que despedirse de alguien pero de quien, comenzó a dar vueltas por la habitación mientras el resto de los niños dormía, cuando comenzó a sentir un olor a quemado, abrió la puerta para revisar que era el olor, noto que todo el pasillo que conducía hacia la entrada de la iglesia estaba en llamas. Intento despertar a sus amigos para que pudieran escapar pero, era imposible. Al acercarse a una cama, lo vio, ahí recostado, su propio cuerpo, luego se miro él y noto que estaba translucido, era un alma, ya había muerto.
Su mejor amigo se despertó sobresaltado, tal vez hubiera sido por el olor a humo, nunca lo sabrá, gritaba fuertemente, el resto de los niños también se despertó. La puerta estaba en llamas pero, una ventana estaba abierta, la ventana por donde siempre miraba Takagi, en ese momento, Mashiro, su amigo de Takagi quien había quedado huérfano prácticamente al mismo tiempo que él, se dio cuenta que él no se había levantado y empezado a gritar como ellos, seguía inerte en la cama, por lo que, mientras que el resto de los niños salía por esa ventana, se le acerco y lo zamarreo hasta cansarse pero, eso no lo despertaba, pronto lo noto, Takagi no respiraba y recordó cuando le conto el día que su madre murió , sonriendo. Con un llanto ahogado dijo antes de salir al exterior con el cuerpo de su amigo a cuestas <<Esta noche nos tocaba despedirte a ti, por eso el cielo lloraba tan fuerte, lloraba por ti, ojala la hubiera visto antes, te hubiera podido despedir con una sonrisa tal y como tu madre te dijo que debía hacerse. >>
Nunca se supo la razón del incendio en la iglesia, aunque, se sospecho que lo causaron los mismos vecinos con los que lucharon sus padres. El que miraba el cielo todas las noches ya no era Takagi, si no que, era Mashiro, esperando ver a su amigo jugando con su madre y su padre entre las nubes. Aunque este no lo sabía, Takagi, noche tras noche iba a observarlo con la esperanza de verlo sonriendo. Ambos estaban en sintonía, esperaban verse el uno al otro, Mashiro no podía verlo, pero sentía su presencia por lo que sonreía y eso ponía feliz a Takagi. Aun estando muerto seguía disfrutando de la compañía de su amigo y su madre y su padre lo esperaban entre las nubes para jugar.

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